CONCLUSIÓN
Los intereses políticos (dominio y explotación de las tierras y de las gentes que las habitaban) y los religiosos (prestigio, prebendas, privilegios, donaciones…) promovieron la exaltación fundamentalista de unos valores y sentimientos que llevaban al pueblo llano a participar resignada o enardecidamente en campañas cuyos beneficios repercutían exclusivamente en los estamentos privilegiados: laico-militares (rey, nobles, caballeros) y eclesiásticos (obispos, abades y clérigos). Esta cúspide medieval es la que transformó a Santiago Apóstol en Santiago Matamoros retornándole a las esencias de la denominación de origen (“Hijo del Trueno”),
Las disputas territoriales se convirtieron en cruzadas y guerras santas. La espada y la cruz fueron la cara y el envés de la misma moneda. Esto es lo que nos transmiten las crónicas oficiales, lo que nos cantan las leyendas y romances, éste es el acerbo histórico que nos ha servido de base para los textos educativos. ¿Pero qué es lo que podemos leer entre líneas en ese otro libro cuyas páginas son las piedras de nuestros monumentos, los testimonios culturales, el arte, el lenguaje, los apócrifos, la historia profunda? Cristianos y musulmanes jugaban juntos al ajedrez cuando las treguas se lo permitían, los albañiles árabes construían iglesias mudéjares (S. Tirso de Sahagún), arquitectos cristianos venidos de Al-Andalus edificaban monasterios mozárabes (S. Miguel de Escalada, Santiago de Peñalba), los médicos y curanderos cristianos acudían a Córdoba y universidades de Oriente para formarse, melodías árabes eran cristianizadas, las liturgias visigóticas se adornaron de ceremonial árabe (misas mozárabes) y en Toledo surgió la Escuela de Traductores, uno de los centros culturales más importantes de la época de carácter ecuménico, eso sin hablar de las huellas lingüística que los musulmanes dejaron en nuestros topónimos y léxico en general.
Durante el medievo en nuestra “piel de toro” además del odio inducido que alimentó el largo guerrear de la Reconquista, hubo en la retaguardia ciencia y cultura de origen diverso y carácter ecléctico, a veces, justo es decirlo, perseguidas por el fanatismo del poder político-religioso de los suyos: el musulmán Averroes, el judío Maimónides o el cristiano Alfonso X son el mejor paradigma de otra Hispania que supo mestizar los antiguos saberes paganos (griegos) con las diferentes religiones, y la ciencia del momento (medicina, matemáticas..).Por tanto a la hora de valorar nuestros orígenes y tradiciones, hemos de saber ver las luces y sombras, las verdades enteras y no a medias, la riqueza y sabiduría que ha nacido en una y otra parte, la belleza pura y dura, construida con yeso, piedra o ladrillo, use el arco de medio punto, ojival o de herradura, tenga los sones que fuere, se atavíe como quiera, crea respetuosamente en el Dios que más le plazca o tranquilice.
Tal vez sea hora de aparcar o recluir en museos los pendones de las cruces más diversas y las banderas de la media luna o la estrella de David, los mapas que señalan tierras sagradas o prometidas, los manuscritos de las cruzadas, de las guerras santas y de las conquistas de Jericó, el animalario del caballo de Santiago, el alazán de Almanzor o la burra de Balaam, la exaltación de las espadas, los alfanjes o los arrebatos de Sansón, en una palabra, los dioses guerreros e iracundos. Y comencemos todos a peregrinar en paz, cargados con nuestros errores e ilusiones, dispuestos a vivir hacia dentro y a la vez contentos de saludar a los que nos topamos en el camino, y dispuestos a compartir el viaje con otros lunáticos vayan a Santiago, a la Meca o a Jerusalén. Buen camino para TOD@S.